¡Damas y caballeros! ¡Bienvenidos al Club de los Aristócratas!
Una semana más, seguimos con este blog dedicado en exclusiva al videojuego Rule of Rose, que estos días es de lo más apropiado debido a la cercanía de la fiesta de Halloween. Si en vuestros planes está disfrutar de un Halloween en casa, jugar un rato a este videojuego puede ser una buena opción, ya que es un juego muy sugestivo, con una historia bastante oscura y en el que los personajes nos darán más de un susto.
Precisamente la entrada de esta semana va versar sobre los personajes de Rule of Rose. Por ser la primera entrada dedicada al tema, vamos a comenzar por su protagonista, Jennifer, a quien vamos a acompañar a lo largo de sus siniestras aventuras.
Por razones obvias, quiero advertir que esta entrada va a contener SPOILERS sobre la vida de Jennifer, así como sus relaciones con otros personajes y el final de su historia en el juego.
Jennifer
Jennifer es la protagonista principal de Rule of Rose, una joven de diecinueve años que, por culpa de la casualidad, ha quedado atrapada en un dirigible donde la realidad y la pesadilla van de la mano. El viaje en el que se ve obligada a embarcarse la lleva a bucear en los recuerdos más oscuros y traumáticos de su infancia, recuerdos que ella parece haber olvidado. Aunque la mayor parte de sus aventuras ocurren en un dirigible, todo parece estar enfocado a hacer que Jennifer rememore el tiempo que pasó en el Orfanato Jardín de Rosas en una época que para ella fue muy dura y que probablemente le hizo experimentar estrés post-traumático.
Personalidad
Jennifer es una joven de carácter tímido, melancólico e inseguro. Con frecuencia camina un poco encorvada, habla muy bajito con voz temblorosa y trata de refugiarse tras sus brazos, señales de su personalidad débil y cobarde. Su fisonomía es la de una mujer frágil que puede ser fácilmente manipulable por alguien de personalidad más fuerte, y propensa a obedecer todo tipo de órdenes; sin embargo, esto se puede entender considerando la situación en la que se encuentra. Si Jennifer desobedece o trata de negarse a cumplir las órdenes que se le dan, los Aristócratas la matarán. Esta es la razón por la que Jennifer se muestra sumisa y permite que los Aristócratas del Lápiz Rojo la acosen y le hagan daño.
Al tratarse de un juego que busca ahondar en los recuerdos de Jennifer, es importante tener en cuenta que ella era una niña cuando aquellos sucesos tuvieron lugar. En otras palabras, es poco razonable pretender que una niña de unos diez años mostrara tanta fuerza de voluntad como para enfrentarse a todo el Club de Aristócratas, entre los que había niños más mayores que ella y con la capacidad suficiente como para hacerle daño.
La falta de fuerza de Jennifer y su incapacidad para defenderse y negarse a lo que la están obligando a hacer la imposibilita para evitar sucesos tan graves como la injusta muerte de su perro Brown. Sin embargo, poco a poco aprende una importante lección: para estar bien consigo misma y sus propios sentimientos, tiene que hacer frente a los abusones y rechazar su acoso.
Por otra parte, a pesar de su debilidad de carácter, Jennifer demuestra ser decidida y leal, lo que la hace capaz de resistir los reiterados abusos de los Aristócratas. Hacia el final del juego, después de haber revivido sus recuerdos más terribles, Jennifer encuentra la paz y el valor para defenderse y salir adelante.
Siendo tan solo una niña, era la que más se daba cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Sabía que sus compañeros del orfanato tenían sus propios problemas y sufrimientos, por lo que siempre se mostró preocupada y amable con ellos. Incluso aunque los huérfanos la insultasen y maltratasen, Jennifer nunca inició una pelea contra ellos. Es una chica muy leal a sus amigos, especialmente con Brown y Wendy, pero también con el resto de huérfanos e incluso con los adultos, a pesar de no cosechar simpatías entre ellos. Todos los niños, a excepción de Wendy, la tachaban de pesada y desagradable, llegando a llamarla La Sucia Jennifer. Irónicamente, la tarea que se le había encomendado a Jennifer era la de encargarse de hacer la colada de todos los niños del orfanato.
Su trato con los adultos, como se ha dicho antes, no fue mejor. El director Hoffman, a pesar de saber que estaba sufriendo acoso por parte de sus compañeros, no hizo nada por detenerles y abogar por Jennifer, a la que frecuentemente llamaba a su despacho para regañarla por su lentitud a la hora de hacer las tareas que se le mandaban. El rencor de Hoffman hacia Jennifer no queda demasiado bien explicado en el juego, pero tal vez podría deberse a que le molestaba que la niña llegara tarde con frecuencia y no se inmutara por sus regaños por no cumplir sus tareas. En su diario, Hoffman anota que los niños del orfanato empezaron a hacer cosas extrañas y a portarse mal a raíz de la llegada de Jennifer, motivo por el cual el director dimitió y se marchó del orfanato.
Biografía
Jennifer nació en Inglaterra alrededor del año 1921. En el mes de junio de 1929, ella y sus padres embarcaron en un dirigible de lujo que zarparía desde Cardington rumbo a La India. Sin embargo, ocurrió un accidente y el dirigible se estrelló, provocando la muerte de cientos de personas; Jennifer fue la única superviviente de aquel fatídico viaje. No obstante, la magnitud de la tragedia hizo pensar tanto a la Policía como a los medios de comunicación que todos los pasajeros habían muerto, de manera que Jennifer pasó desapercibida. Esto también se debe al hecho de que, antes de que la Policía se acercase a las ruinas del dirigible para inspeccionarlas, un granjero llamado Gregory M. Wilson pasó por allí cerca, encontró a Jennifer y la secuestró.
Durante medio año, Gregory mantuvo cautiva a Jennifer en su casa de campo, situada a las afueras de Cardington. Debido al trauma que para él había supuesto la muerte de su hijo Joshua, Gregory estaba convencido de que Jennifer era su difunto hijo. Le cortó el pelo, la vistió con ropa de niño y se empecinó en llamarla utilizando el nombre de Joshua. Por las noches, iba a su habitación para leerle los cuentos que él mismo escribía, la mayoría de los cuales tenían argumentos violentos y oscuros. A pesar de que vivía en la pobreza, Gregory se esforzó por ser un buen padre para Jennifer. Pero la muerte de su verdadero hijo le había provocado una terrible depresión que le había hecho caer en el abuso del alcohol y le había llevado a tener pensamientos suicidas. Jennifer, que posiblemente experimentó las consecuencias del Síndrome de Estocolmo, sentía pena por él y le compadecía, a pesar de que Gregory nunca la dejara salir de casa.
En noviembre de 1929, una niña llamada Wendy, huérfana que vivía en el cercano Orfanato Jardín de Rosas, se coló en la finca de los Wilson y vio a Jennifer a través de la ventana del sótano. Las dos empezaron a intercambiarse cartas y, poco a poco, se hicieron buenas amigas. Wendy estaba deseosa de salvar a Jennifer de su captor; en la primavera de 1930, consiguió liberar a su amiga y juntas regresaron al orfanato. Jennifer fue aceptada como una alumna más y su cuidado quedó a cargo del director Hoffman, de la criada Martha Carol y de Clara, la chica más mayor del orfanato. Jennifer también se vio involucrada en el Club de Aristócratas del Lápiz Rojo, pero nunca acabó de congeniar con el resto de niños del orfanato, quienes se divertían gastándole bromas macabras como jugar “a los dirigibles”, algo que sabían que Jennifer no podía soportar debido a que sus padres habían muerto en el accidente del dirigible.
Jennifer se sentía cada vez más sola. Seguía teniendo como amiga a Wendy, pero la niña casi siempre estaba enferma y pasaba mucho tiempo en la cama. Además, el trato displicente de los otros niños la hacía sentirse marginada. Pero en julio de 1930, Jennifer encontró un cachorro de labrador en un cobertizo y le puso el nombre de Brown. Lo adoptó como su mascota y los dos se hicieron inseparables. Sin embrago, esto provocó que Wendy se pusiera muy celosa. Cuando se dio cuenta de que Jennifer no tenía más que ojos para Brown, el comportamiento de Wendy cambió y utilizó su alta posición dentro del Club de Aristócratas para castigar a Jennifer por haber roto el juramento que ambas habían hecho, la llamada Ley de la Rosa: Amor verdadero y eterno. Soy tuya. Wendy dio carta blanca a los Aristócratas para que le hicieran a Jennifer todas las maldades que se les ocurrieran, pues tenía la esperanza de que Jennifer dejara a Brown y volviera junto a ella.
Desafortunadamente para Wendy, Jennifer no abandonó a Brown, y esto dio pie a que los Aristócratas la acosaran y vejaran de mil maneras. Insultarla, culparla por cosas que no había hecho, pisotearle la cara, mojarla con agua en pleno invierno, tirarle bolas de papel con mensajes amenazadores o frotarle una rata viva en la cara son algunas de las vejaciones que la niña sufrió. Finalmente, en noviembre de 1930, Wendy culminó su venganza al ordenar a los Aristócratas que mataran al querido perro de Jennifer, creyendo así que Jennifer volvería a ser su amiga. Pero las cosas no salieron como Wendy esperaba, pues Jennifer, harta de tanto sufrimiento e injusticia, estalló y abofeteó a Wendy repetidas veces, declarando su odio hacia ella y hacia todo el Club de Aristócratas. Tras esto, Wendy se fue llorando y Jennifer fue ascendida a Princesa de la Rosa Roja.
Desolada y destrozada, Wendy manipuló al perturbado Gregory, al que ella llamaba Perro Callejero, para que matara a los huérfanos del orfanato. La masacre tuvo lugar en diciembre de aquel mismo año, y ni un solo niño escapó de la locura homicida de Gregory. Solo Jennifer, que no había salido del orfanato cuando Wendy apareció con el Perro Callejero, sobrevivió a la matanza. Al darse cuenta de lo que había hecho, Wendy se disculpó con Jennifer momentos antes de que Gregory se diera cuenta de que lo había manipulado y la matara también. Gregory recobró la cordura el tiempo suficiente como para disculparse con Jennifer, a quien seguía llamando Joshua, por lo que había hecho. Luego, tomó una pistola y se suicidó pegándose un tiro en la sien.
La masacre del orfanato tuvo mucho eco en los medios de comunicación, quienes cubrieron la noticia asegurando que no había supervivientes. Sin embargo, el oficial de Policía Anthony Dolittle encontró a la pequeña Jennifer en la escena del crimen. Al investigar un poco más sobre su procedencia, descubrió que Jennifer también había sobrevivido al accidente del dirigible que había ocurrido el año anterior. Esto provocó tal emoción en los medios de comunicación que poco a poco dejaron de lado los asesinatos del orfanato hasta que el caso se olvidó por completo.
Lo que ocurrió en la vida de Jennifer después de los hechos sigue siendo un misterio. A sus diecinueve años, Jennifer sigue llevando el broche de rosas que Wendy le regaló una vez. Los acontecimientos vividos en su infancia fueron tan perturbadores y traumáticos que Jennifer reprimió esos recuerdos para poder seguir adelante. Pero durante el trayecto del autobús en el que viajaba, Jennifer se quedó dormida y al pasar cerca del orfanato donde había pasado su infancia sus recuerdos volvieron a aflorar y fue obligada a volver a pasar por todo lo que había pasado años atrás.
En «Rule of Rose»
El juego empieza con Jennifer viajando por la noche en un autobús. En el vehículo no viaja nadie más que ella, a excepción de un niño de diez años que se acerca a ella y le pide que le lea el cuento que le ofrece. Jennifer pasa un par de hojas y descubre que el cuento está en blanco, pero cuando intenta pedirle explicaciones al niño se da cuenta de que ha salido corriendo. Ella baja del autobús para perseguirlo, pero el conductor continúa su camino y Jennifer se queda sola en medio de la oscuridad.
Al recorrer el camino por el que se ha ido el niño, Jennifer llega de nuevo al orfanato donde pasó parte de su niñez. Nada más poner los pies allí empieza a sentir el peso de los recuerdos y el pasado aterrador que tanto le había costado olvidar. Inmersa en sus propios recuerdos, Jennifer despierta y descubre que el orfanato se ha convertido en un dirigible plagado de Duendes, unos pequeños seres de piel gris y grandes ojos y boca negros que intentan matarla para impedir que recupere sus recuerdos y se quede perdida en su pesadilla.
Al final del juego, cuando todo ha acabado, Jennifer vuelve a pasear por las habitaciones del orfanato y asimila todo lo ocurrido. Una vez rememorado todo el pasado, Jennifer decide guardar esos recuerdos bajo llave y promete no olvidarlos jamás.
Así concluye la entrada de hoy. ¡Gracias por vuestra atención y hasta la próxima reunión del Club!
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