miércoles, 7 de junio de 2023

El monólogo final de Gregory

 

¡Damas y caballeros, bienvenidos al Club de los Aristócratas!

No cabe duda de que Rule of Rose es un juego que oculta sorpresas de todo tipo en los rincones más insospechados, y sólo quienes gozan de la exploración y se aventuran a ir por lugares que muchos deciden ignorar podrán encontrar secretos y curiosidades que harán del juego algo mucho más entretenido.

Todos los capítulos de Rule of Rose, del primero al último, nos ofrecen varias opciones de exploración que se van ampliando a medida que avanzamos dentro del juego, aunque a veces también nos cambia de entorno para conocer otros lugares importantes. Pero hoy vamos a centrarnos en el último capítulo de la historia de Jennifer, el que lleva por título Érase una vez. En este capítulo, que es ya el final definitivo y nos sirve para explorar por última vez el entorno del orfanato antes de dejarlo para siempre, Jennifer tendrá la oportunidad de cerrar las tramas de todos los personajes que le han hecho la vida imposible. Sin embargo, sólo podrá interactuar físicamente con tres personajes. La primera es Wendy, a quien encontrará en el patio del orfanato; el segundo es Brown, que está en el cobertizo destartalado; y el tercero es Gregory Wilson, a quien descubrirá en la parada de autobuses donde empezó toda esta historia.

El encuentro con Wendy y Brown marca dos puntos de no retorno tras los cuales Jennifer no tendrá más remedio que continuar con la acción que está marcada de antemano. No obstante, el encuentro con Gregory no funciona exactamente igual que los anteriores, puesto que no es imprescindible hablar con él para terminar el juego ni tiene cutscenes asociadas a su personaje que nos den a entender que ya no hay vuelta atrás. Sin embargo, es interesante visitarlo antes de ir a buscar a Brown porque tiene un breve monólogo que pocos se han quedado a ver y que funciona como enlace del principio del juego.


"Mi hijo está esperando"

"Mi hijo está esperando"


El monólogo final de Gregory no es difícil de descubrir, pero hay que tener mucha paciencia para recibir esa recompensa. Como ya he dicho antes, Gregory estará sentado en el banco de la parada de autobuses, enfrascado en la redacción de un cuento para su hijo Joshua. Al hablar con él por primera vez, saludará a Jennifer con alegría y le preguntará si tiene alguna historia que compartir con él. En sus recuerdos, Jennifer ve a Gregory como un buen hombre en el que no hay asomo de locura o furia homicida.

Tras esta breve introducción, Jennifer puede seguir intentando hablar con él, pero Gregory está tan absorto en escribir que prácticamente no le hará caso. Sin embargo, si insistimos muchas veces, poco a poco irá desgranando el final del cuento que está escribiendo, hasta que, por fin, lo termine y hable con Jennifer una vez más:


“La chica y su amigo vivieron felices y comieron perdices”. ¿No crees, pequeña? No lo creo… No puedo creerlo. La gente siempre mentirá, se traicionará y se olvidará el pasado… Sólo quieren que los demás hagan lo que ellos quieren… El amor eterno no existe... No ha estado bien por mi parte sermonearte así. Perdóname. Si me dejas, escribiré un cuento sobre ti. Será sobre una hermosa princesita.


En este monólogo, Gregory describe sin ápice de error las consecuencias del amor desmesurado de Wendy hacia Jennifer. Lo primero es que ofrece el final que Jennifer hubiera querido para Brown y para sí misma, pero que por las circunstancias vividas no pudo tener. A continuación, dice que ese tipo de finales no pueden darse en la vida real porque la gente miente, se traiciona y trata de obligar a los demás a actuar como ellos quieren, que es exactamente lo que hizo Wendy: mintió a todos los niños del orfanato y al propio Gregory, traicionó a Jennifer y obligó a los Aristócratas a obedecerla. Ante esta tesitura, un final en el que triunfa el amor eterno (es decir, el amor insano de Wendy) no es posible, ya que ese amor eterno como tal no existe. Es algo muy similar a la moraleja del cuento El pájaro de la felicidad, que decía que la felicidad eterna no existe. Como se puede ver, redunda en el aura de pesimismo que rodea toda la historia de Rule of Rose. Sin importar que hayan sido buenos o malvados, ninguno de los personajes tiene un final feliz, pues han muerto todos o han acabado perdiendo lo que más amaban.

Al darse cuenta de que ha hablado con cierta brusquedad, Gregory se disculpa con Jennifer. Como compensación, le pide permiso para escribir una historia en la que ella sería la protagonista, y esto nos lleva de nuevo al principio del juego, pues todo empieza con una voz en off leyendo un cuento titulado La Princesita, que cuenta la historia de Jennifer de principio a fin. El hecho de que este último episodio se titule Érase una vez es más que curioso, ya que parece estar diciendo que hubo un momento en el que Gregory habló con Jennifer y le prometió escribir su historia. ¿La habría empezado a escribir antes de que Joshua muriera y después la continuó? ¿O sabía todo el tiempo que Jennifer no era su hijo y aun así escribió el cuento para ella, para recordarle cómo había sido encontrada? Todo tipo de teorías están a nuestra disposición, y cualquiera de ellas podría ser válida.