¡Damas y caballeros, bienvenidos al Club de los Aristócratas!
Seguimos una semana más con las novedades del Club, pero en vez de un episodio más de la Guía básica, os voy a traer a otro de los personajes de este fantástico videojuego. Esta vez le toca el turno a una secundaria que tiene bastante protagonismo en la historia, ya que pasa mucho tiempo con Jennifer e incluso pertenecen a la misma clase social dentro del Club de los Aristócratas del Lápiz Rojo. Con todos vosotros, Amanda, la Princesa de Corazón Pequeño.
Amanda
Amanda es uno de los personajes secundarios de Rule of Rose, pero sus reiteradas apariciones le otorgan un puesto muy importante por encima de otros personajes. Antes de la llegada de Jennifer al orfanato, tenía el rango más bajo dentro del Club de los Aristócratas, el de Mendiga; cuando Jennifer entró en el Club, Amanda ascendió un puesto y dejó de ser la última, motivo por el cual siempre sentiría una feroz alegría.
Tras haber sido obligada a castigar a Jennifer restregándole por la cara una rata atada a un palo, Amanda le pidió perdón, consumida por los remordimientos por haber cedido y obedecer las órdenes de los Aristócratas. Sin embargo, a medida que pasaban los meses y Jennifer la iba superando en la escala social del Club, Amanda empezó a guardarle rencor y a odiarla en secreto.
Amanda desea con todas sus fuerzas ser aceptada por los miembros más elevados de la Aristocracia, pero a ojos del Club nunca hace nada bien. A pesar de todo, Amanda no se rinde y trabaja duramente para entregar los tributos mensuales al Club.
Biografía
Es muy poco lo que se sabe de Amanda, aparte de que ha estado tratando con la Aristocracia del Lápiz Rojo durante mucho tiempo, hasta que al final las burlas de los Aristócratas la destrozaron mentalmente, cosa que empeoró debido a la insistencia de éstos en seguir atormentándola y vejándola. Su apariencia física puede haber tenido mucho que ver con ese rechazo, ya que Amanda es una niña con sobrepeso y con una autoestima muy baja. Desde marzo hasta octubre de 1929, Amanda escribió un diario, donde vertía todos sus anhelos y frustraciones.
El cuento dedicado a Amanda es el que se titula La Princesa Harapienta. En este capítulo se puede ver que la demencia de Amanda no ha hecho más que empeorar. La historia trata de una niña que siempre estaba cosiendo harapos. Un día cosió para sí misma un vestido de trapos para ir a un baile, pero como su vestido estaba sucio y despedía mal olor, no se le permitió ir (es evidente el parecido con el cuento de La Cenicienta). Intentó forzar a otra niña para que se pusiera su vestido de harapos con la esperanza de pasarle a ella su suciedad, pero al final la Princesa Harapienta y la niña llegaron a hacerse amigas.
Esta historia se refiere a la relación entre Jennifer y Amanda cuando la primera llegó al orfanato. Al ser una recién llegada, su posición dentro del Club de los Aristócratas tenía que ser la más baja, ocupando el puesto que hasta entonces tenía Amanda. Como su llegada provocó que Amanda ascendiera de rango, la niña se alegró de que Jennifer estuviera allí para ocupar su lugar. El título del cuento hace referencia tanto a Amanda como a Jennifer, pues Amanda siempre solía estar en la sala de costura cosiendo trapos todo el día, mientras que Jennifer es la chica que lleva el vestido de trapos de color gris ceniza.
Después de la caída en desgracia de Wendy, cuando Jennifer es invitada a ir al Club de Aristócratas, Amanda se acerca a ella para hacerle una reverencia y suplicarle que les guíe a todos como su nueva Princesa. Pero Amanda, como el resto de niños del orfanato, caerá presa de Gregory Wilson y morirá durante la matanza del orfanato.
Personalidad
Amanda es una niña reservada y egoísta, siempre evitando ayudar a Jennifer y ocultándole información importante para perjudicarla. La mayoría de las veces se puede encontrar a Amanda sentada frente a su máquina de coser, ya que no tiene amigos en el orfanato. Es una inadaptada, una paria que quiere ser aceptada por los demás a como dé lugar. Tiene una autoestima muy baja y es muy sensible a las burlas y a la reacción de los demás con ella. En el capítulo Érase una vez, Jennifer recuerda que Amanda era la que más se preocupaba por su aspecto físico, y más de una noche la vio escondida en el gabinete, mirándose al espejo y pintándose con el lápiz de labios que le había robado a la criada Martha Carol.
La personalidad de Amanda es tan cambiante que no deja lugar a dudas acerca de que la niña padece algún tipo de trastorno psicológico. En un momento puede mostrarse servicial y amistosa, y al minuto siguiente se enfurece y parece volverse loca. Su inestabilidad mental queda patente en su actitud psicótica, sobre todo después de haber sido degradada al rango de Miserable. En su diario, después de la última entrada, Amanda ha hecho varios dibujos de sí misma convertida en una princesa con alas que surca los cielos (la continuidad de los dibujos da una sensación de movimiento, como si fuera una animación). Sin embargo, a medida que vamos pasando páginas, los dibujos se vuelven más desordenados hasta convertirse en garabatos sin sentido.
Relaciones
La relación de Amanda con Jennifer es muy extraña, hasta el punto de que se convierte en una amistad incalificable. Como ya se ha dicho más arriba, Amanda apreció la llegada de Jennifer al orfanato porque eso suponía su ascenso dentro de la escala social del Club de los Aristócratas. Fue agradecida con Jennifer e incluso la trató como si fuera su amiga.
Pero tras el triunfo de Jennifer al encontrar a Peter el conejo, Amanda volvió a ser degradada y todos sus buenos sentimientos desaparecieron. Empezó a larvar un odio secreto hacia Jennifer, quien la había superado, hasta el punto de hacer una muñeca vestida como ella para golpearla con un palo y así descargar su frustración. Su venganza definitiva fue participar en la muerte de Brown, el perro de Jennifer.
Sin embargo, cuando Jennifer asciende al puesto de Princesa de la Rosa Roja, Amanda se arrodilla ante ella temblando y le suplica que las guíe, que sea su líder. Es posible que en ese momento estuviera experimentando un amplio abanico de emociones que irían desde el miedo y la vergüenza hasta el remordimiento y la culpa por su manera de tratar a Jennifer.
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