¡Damas y caballeros, bienvenidos al Club de los Aristócratas!
Sí, ya sé que he tardado mucho en subir contenido nuevo. La verdad es que este verano he tenido mucho trabajo y mi tiempo se ha visto reducido considerablemente, pues he tenido que renunciar a mis pasatiempos favoritos para centrarme más en el trabajo. Si a esto le sumamos que también hay que sacar tiempo para dedicárselo a la familia y las amistades, comprenderéis que no me lleguen las horas del día para todo.
Pero aquí seguimos, una vez más, para aportar nuevas cosas acerca de Rule of Rose. Hoy os traigo un post acerca de un detalle en el que quizá muchos no hayan reparado, aunque, si sois ávidos investigadores, es muy posible que sí lo hayáis visto. Hoy hablaremos sobre el retrato que el director Hoffman tiene en sus habitaciones, concretamente en la sala donde recibe a las parejas que desean adoptar a alguno de los niños. Veamos qué misterios esconde este peculiar retrato.
Entre los muchos lugares que Jennifer puede visitar durante su último paseo por el orfanato, hay un par de objetos que le traerán recuerdos del pequeño Thomas, el niño autista que solía jugar con trenes. Uno de estos objetos es una escalera de mano situada en el rellano de las escaleras que suben al primer piso del orfanato. Al tomar contacto con esta escalera, Jennifer recuerda una ocasión en la que Thomas no podía bajar de un árbol y se tuvo que usar esa escalera, que estaba llena de polvo porque nunca se usaba, para ayudarle a bajar. Es curioso que Jennifer también recuerde que, hasta ese momento, el director Hoffman le parecía una persona amable y digna de admiración. ¿Qué pasó después para que el director le diese miedo o ya no le pareciese amable?
En la Recepción, la sala donde también está el gramófono en el que podremos poner todos los discos que hemos encontrado a lo largo del juego, hay un detalle curioso en una de las paredes: un retrato del director Hoffman pintarrajeado. Una mano infantil ha pintado grandes cejas, bigotes retorcidos, una lengua y una especie de fauces en la foto del retratado. Jennifer nos dice que esa foto muestra el director Hoffman cuando era más joven, y que estaba muy orgulloso de ese retrato. Por eso le fastidiaba no haber podido pillar al niño que lo había pintarrajeado. Pero Jennifer sí sabe quién fue: Thomas, el niño autista. Ella le vio mover la escalera el día que se supo que el retrato había sido alterado.
Me parece llamativo que el pequeño Thomas hubiese pintado así el retrato del director, quien supuestamente era su benefactor. El cuadro está situado en la sala de recepción, donde los padres que esperan adoptar un niño pueden verlo con total claridad. ¿Qué pensaría una pareja de futuros padres al ver semejante retrato? ¿Se plantearían la posibilidad de que los niños no quieren a su director o no le muestran el debido respeto? Esto podría ser perjudicial para los niños, ya que las muestras de falta de respeto o los actos de vandalismo echarían para atrás a los futuros padres y perderían el interés en adoptar a alguno de los huérfanos, pero quizá Thomas jamás se planteó esta posibilidad.
Una teoría alternativa podría ser que Thomas estuviera extrapolando el uso de la escalera. Me explico: El director Hoffman utilizó esa escalera para rescatarle del árbol donde se había quedado atrapado. ¿No podría Thomas haber hecho lo mismo de manera simbólica? Es decir, ¿utilizó la misma escalera con la que lo habían rescatado para “rescatar” a su vez al director Hoffman? Esta teoría me parece un tanto peregrina, ya que Thomas no se lleva el retrato para ponerlo a buen recaudo, sino que lo garabatea de manera burlesca, con toda la intención de deformar la cara de su salvador.
Otra teoría sugiere que Thomas le estaría enviando una especie de mensaje amenazador al director Hoffman. Los primeros detalles del dibujo, tales como las enormes cejas o los bigotes, sugieren formas de garabateo muy infantiles; al fin y al cabo, cuando éramos niños, lo más usual para nosotros era dibujar cejas, bigotes, gafas u oscurecer los dientes de los personajes fotografiados en un libro o una revista. Pero llaman la atención las pequeñas líneas superiores que coronan la cabeza del director y, sobre todo, las fauces que parecen comerlo desde abajo. Las líneas podrían ser una especie de cuernos muy esquemáticos, algo que se podría interpretar como que Thomas ve al director como una especie de demonio malvado. No tenemos constancia de que Hoffman fuese especialmente duro con Thomas o le pegara para corregirle, pero tal vez su severidad hubiese impresionado al niño.
En cuanto a las fauces, el símbolo está bastante más claro. En Rule of Rose, las fauces abiertas hacen referencia directa al Perro Callejero. Thomas, al igual que los otros niños, conocía esta leyenda perfectamente gracias a Wendy, y sus dibujos son la manera de demostrar lo mucho que le ha calado esa historia. Es posible que, impresionado por la severidad del director Hoffman, Thomas le estuviese amenazando o quizás deseara que el Perro Callejero viniera y lo devorara a él. Pero, ¿qué motivos tiene para desearle ese tipo de suerte? ¿Acaso Hoffman se habría extralimitado en algún castigo con Thomas? ¿O quizá el niño también fue testigo accidental de los abusos cometidos contra Clara y Diana? El hecho de que Jennifer insinúe que el director había sido un buen hombre hasta el día en que hubo que usar la escalera para rescatar a Thomas del árbol, quizá nos dé una pista para pensar que Thomas tenía una mala impresión del hombre, pero nunca sabremos qué fue lo que le causó ese rechazo hacia el director.
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