¡Damas y caballeros, bienvenidos al Club de los Aristócratas!
Cuánto tiempo sin escribir, ¿verdad? Siento mucho mi poca asiduidad, en serio, pero últimamente tengo poco tiempo para dedicárselo a mis blogs (por si no lo sabéis, tengo otro blog titulado La biblioteca de Laura, pero en ese publico cosas de todo tipo; no es un blog especializado como este). Con todo, no quisiera descuidarlo demasiado, y por eso aquí vuelvo con otra entrada sobre cuentos. Quedan cada vez menos, pero espero poder seguir encontrando cosas que puedan gustaros sobre este increíble juego.
Sin más dilación, pasemos al análisis del cuento El Funeral. Espero que os guste y nos vemos en la próxima entrada.
El Funeral
Érase una vez una chica que encontraron en un agujero en el patio. Entonces aparecieron unos enanos y le dieron la noticia. “Hoy es tu funeral. Si no te gusta, debes sacrificar a tu amigo”. ¿Pero quién quiere que le entierren vivo? Así que la chica hizo lo que tenía que hacer y enterró a su mejor amigo. ¡No me gustaría ser su mejor amigo!
Octavo cuento del juego, que tampoco será necesario completar. La historia recogida en El Funeral tiene mucho que ver con Jennifer y su perro Brown, pues narra el final que tuvo su pobre compañero a manos de los Aristócratas.
La primera frase del cuento nos trae a la mente el inicio de Rule of Rose, cuando Jennifer termina su primera andadura por el orfanato abandonado y cava desesperadamente en el patio hasta encontrar una caja con una bolsa; tras esto, las niñas la empapan de agua y la tiran en la caja para transportarla al dirigible. Sin embargo, es posible que esta imagen no sea solo el inicio de las pesadillas de Jennifer, sino también un recuerdo de su propia infancia. Es muy probable que, entre las muchas maldades que le hicieron los niños del orfanato, una de ellas fuese que trataran de enterrarla viva, y de ahí que la niña fuese encontrada en un agujero.
La mención a los enanos es un poco extraña. No porque no sepamos a qué se refiere, pues las ilustraciones del cuento nos muestran que los mencionados enanos son los Duendes; pero sí es extraño porque se supone que esos seres son producto de la imaginación de Jennifer y, por ende, no existen en la realidad. Quizá Jennifer, atemorizada por los continuos acosos, concibió el pensamiento de que, si les entregaba a Brown como obsequio del mes, la dejarían en paz de una vez por todas. Ese pensamiento habría cobrado la forma de los Duendes, esos pequeños seres maléficos que atormentaban a Jennifer en sus pesadillas, y de ahí su aparición en el cuento.
Aunque también existe otra posibilidad. Siendo más osados, podríamos especular con la idea de que Jennifer realmente oyó las voces de los Duendes ordenándole que sacrificara a Brown, con lo cual estaríamos hablando de que Jennifer podría haber tenido un brote de esquizofrenia, ya que nadie más que ella (al menos, que se sepa) oía las voces de los Duendes, lo que es un rasgo característico de quienes padecen esta enfermedad mental, al igual que el hecho de que se viera obligada a obedecer las órdenes dadas por los Duendes.
Sea como fuere, la disyuntiva a la que tuvo que hacer frente la pequeña Jennifer fue espantosa. Al descubrir que se había convertido en el obsequio del mes de noviembre (el funeral del que habla el cuento), Jennifer posiblemente temió que los Aristócratas le hicieran un daño irreparable por haberles causado tantos problemas. Para aplacarlos, es decir, para evitar su funeral, aceptó la otra opción que le ofrecían: entregar a Brown como obsequio, o lo que es lo mismo, sacrificarlo y enterrarlo.
Hay quien desaprueba el comportamiento de Jennifer, argumentando que no debería haber entregado a Brown y mucho menos sabiendo cómo eran los Aristócratas. Ciertamente, no le falta razón a quien piense así. ¿Acaso Jennifer, tras tantas burlas, humillaciones y maltratos, no supo intuir que tratarían de hacerle daño a Brown para mortificarla todavía más? Los precedentes del Señor Peter, el pájaro de Eleanor y el pez de Hoffman estaban ahí, y todos ellos mostraban a las claras que a los Aristócratas no les importaba maltratar animales e incluso matarlos; era solo cuestión de tiempo que le tocara el turno a Brown.
La hipótesis que se me ocurre para explicar el comportamiento de Jennifer es que ella, en su inocencia, creyó que los Aristócratas no se atreverían realmente a matar a Brown. Quizá pensó que, si se lo entregaba de buen grado, la dejarían tranquila y después se lo restituirían al ver que seguía obedeciendo el Mandato de la Rosa. Pero no ocurrió así porque quien estaba a la cabeza del Club de los Aristócratas era Wendy, la Princesa de la Rosa Roja. Wendy detestaba a Brown, pues su existencia la mantenía apartada de las atenciones de Jennifer. Al ver que Jennifer, tras haber soportado cientos de vejaciones, seguía sin renunciar a la compañía de Brown, Wendy decidió que tenía que acabar con él de una vez por todas para recuperar el cariño de su amiga. Por eso dio la orden de matarlo y hacer que lo enterraran en el patio.